miércoles, 14 de noviembre de 2007

Pequeña crónica sobre Car Vorstein (basado en un hecho real)

"no se, realmente no lo se". "¿cómo no lo sabés?" "No, no se". La respuesta era la más real que se podía dar en estos casos, por más que los impresentables comunicadores se gastaran en exponer teorías sobre el facilismo y la ambigüedad, sin tener por lo menos la amabilidad de sentirse reflejados en esa teoría (con el perdón de los teóricos). La verdad era esa, él no sabía. Por más que resultara cortante, por más que resultara lacónico, él no lo sabía. "No, no se, hagan lo que quieran, si quieren me declaro culpable, pero yo no se".. silencio. "A ver ¿ustedes se piensan que si supiera porqué lo hice lo hubiera hecho?" Abilidosamente, ahora era él el que esperaba una respuesta de los otros. Los otros eran los que tenían la supuesta verdad, tenían una táctica que por lo general funcionaba, que era la táctica del ping-pong. El acusado se intentaría justificar, y los otros entonces lo atacarían haciéndole sentir que era una basura irrecuperable. "Bueno, miren, lo hice porque soy una basura, una basura con doble discurso, porque soy el monumento a la contradicción, soy un perverso y soy un hijo de puta, por eso lo hice. Lo hice porque de noche pienso que la discriminación es un pecado capital, y a la mañana siguiente si me encuentro a un ciego por la calle le toco la cabeza y salgo corriendo riéndome. Por eso lo hice".
Karl Vorstein era un sujeto bastante patético, que se presentaba a sí mismo como un filósofo, por más que no lo era. Era una suerte de Jorge Asís, pero mejor persona. Su concepto más recordado era aquel que sostenía que la democracia únicamente servía para los países pequeños, pero no para los grandes.
En realidad era la única idea concreta que se le conocía, todo lo demás era bastantte tragicómico, era sabido que constantemente confundía pintores con músicos, no retenía conceptos, era tímido y manipulable, y escribía rápido y bien. No se tiene mucha información más sobre él, solo sabemos que su corazón era muy grande, pero contrastaba con su carácter que era pésimo.
Karl murió a los 26 años, a un mes de cumplir los 27. Fue inducido al suicidio mientras miraba la Televisión.
"si lo hubiera sabido, jamás le hubiera dicho que se mate".

No hay comentarios: